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Título : Partes del alma, virtud y acción en la caverna de Platón y en la Ética de Aristóteles
Autor : Costa, Ivana 
Palabras clave : ALMAVIRTUDPlatón, 427-347 a. C.Aristóteles, 384-322 a.C.
Fecha de publicación : 2020
Editorial : Universidad Nacional de Lanús. Centro de Investigaciones Éticas “Dr. Ricardo Maliandi”
Cita : Costa, I. Partes del alma, virtud y acción en la caverna de Platón y en la Ética de Aristóteles [en línea]. Taxis. Revista de Filosofía. 2020, 1. Disponible en: https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15494
Resumen : Resumen: La imagen de la caverna culmina con una distinción, en 518d-e, análoga a la que traza Aristóteles entre virtudes morales y virtud intelectual. El Sócrates platónico observa allí que –a diferencia de las demás aretaí del alma, más próximas a las del cuerpo—la virtud del pensar (he areté toû phronêsai), más divina y cuyo poder nunca se pierde, no está siempre ni necesariamente orientada a lo que es bueno, sino que puede dirigirse con toda su agudeza y claridad hacia el mal. Se trata de un pasaje muy significativo, porque muestra un interés platónico por el problema que encuentra una ética intelectualista a la hora de explicar el obrar injusto o dirigido al mal de personas que poseen todas sus facultades intelectuales completamente desarrolladas y cultivadas. Parto de la hipótesis de que en República VII Platón puede manifestar cierta desconfianza hacia la plena identificación entre rectitud moral y conocimiento porque ya está provisto de un esquema que permite razonar sobre las motivaciones para la acción: me refiero a la tripartición del alma, elaborada en República IV, que es una visión de una complejidad mayor que la expresada en Fedón, donde el alma aparece casi exclusivamente como racionalidad. En el novedoso esquema de República, el alma ya no se identifica tout court con la dimensión intelectual y se revela en cambio como la unidad de funcionamiento de tres principios de acción diferentes y a menudo en pugna1. El alma es un principio de acción complejo, que ya no se reduce al intelecto, a sus operaciones y al conocimiento sólido, su producto más cabal. No cabe ninguna duda de que el propósito de las tres imágenes, la del sol, la de la línea y la de la caverna, es caracterizar al Bien como el mégiston máthema que debería poseer el gobernante-filósofo. Y que esto implica subrayar la posición del Bien en la cumbre de la escala óntica, haciendo corresponder su captación con el más alto grado que pueden alcanzar las facultades y los procedimientos cognitivos humanos. Pero no es menos cierto que la imagen de la caverna –la única de las tres que ilustra la relación entre los niveles de realidad, los grados de conocimiento y el valor de su adquisición para la acción y para la política– insinúa también que para “soportar la contemplación del Bien” es necesario el compromiso de las tres partes del alma. Lo que sugiere el pasaje 518d-e es que la parte racional sola no es suficiente para alcanzar el objetivo de unir filosofía con liderazgo político. La parte racional sola no alcanza a satisfacer los altísimos objetivos que se propone la paideía ilustrada en la imagen de la caverna. Si el deseo apetitivo (epithymía) y la iracundia (thymós) no están, ellos también, dirigidos al Bien, la empresa educativa resultará inútil.
URI : https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/15494
ISSN : 2718- 8892
Disciplina: FILOSOFIA
Derechos: Acceso Abierto
Aparece en las colecciones: Artículos

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