La cuarta novela de Marechal: El empresario del caos

Abstract

Resumen: En su breve artículo de 1966 “Novela y método”, Leopoldo Marechal (1900-1970) reflexiona sobre su modus operandi como narrador: “El plan o esbozo de la novela tiene para mí una importancia capital, ya que se trata de construir primero, y ad intra lo que luego se ha de manifestar ad extra”.1 Así debió de proceder con sus tres novelas publicadas y sin duda hizo lo mismo con una cuarta de la que solo se conocía hasta ahora alguna referencia aislada. Marechal falleció repentinamente el 26 de junio de 1970, dejando sin publicar gran parte de sus escritos. Durante décadas su obra quedó oculta hasta que todo este material se recuperó gracias al esfuerzo de la Fundación Leopoldo Marechal, que rastreó numerosos textos inéditos y manuscritos, entre los que se encontraba el cuaderno de El empresario del caos. Lo que presentamos, por tanto, es el telar del trabajo de una cuarta novela truncada y desconocida. Agradecemos a María de los Ángeles, hija del escritor, su disponibilidad y la autorización para publicar este texto de gran valor para los seguidores de la obra de Marechal. El manuscrito de El empresario del caos se compone de 15 carillas escritas en tinta azul en las hojas cuadriculadas de un cuaderno espiralado. A pesar de que las páginas del esbozo presentan una abundante riqueza de notas, referencias, títulos y esquemas gráficos, llama la atención su ordenación extremadamente clara y prolija, hecho que se evidencia por ejemplo en la ausencia de tachaduras. El boceto que ha llegado hasta nosotros sería, en palabras de Marechal, un “mural o fresco gigante”, un borrador “estático” que concentra las figuras principales y secundarias, los esquemas simbólicos fundamentales y la diagramación del espacio (p. 375). Estamos, por tanto, ante un conjunto detallado de notas previas a una escritura que nunca llegó a concretarse. Marechal era un escritor meticuloso que no gustaba dejar nada al azar: su literatura obedece a mecanismos prefigurados cuya profunda originalidad pone a prueba las expectativas del lector actual. A pesar de este carácter primerizo, se pueden reconocer continuidades significativas. Así, ciertos elementos marechalianos característicos, como la conversión del autor en el sujeto central de su narración. En sus novelas anteriores Marechal se desplegaba en un personaje que funcionaba como alter ego: Adán, Lisandro Farías, Megafón. Aquí solo se especifica la voz autorreferencial: YO… Algunos críticos han interpretado la producción novelesca de Marechal desde un esquema coherente y hegeliano, algo así como un largo movimiento que se habría iniciado en las preocupaciones metafísicas y literarias de Adán Buenosayres (1948), se matizaría con el espiritualismo gnóstico de El banquete de Severo Arcángelo (1965) y culminaría en la síntesis política y metafísica de Megafón, o la guerra (1970). El empresario del caos compromete el diseño armonioso pero insuficiente de esta clase de lecturas. Las continuidades y rupturas del proyecto de esta cuarta novela indican que Marechal abre otros caminos y cierra, o incluso deconstruye, otros que habría practicado hasta entonces.