Laudato Si’: preguntas, polémicas y caminos de interpretación

Abstract

Resumen: Como la mayoría de los gestos y textos de Francisco, la encíclica Laudato Si’ ha dado lugar, desde su publicación en junio de 2015, simultáneamente a la admiración y a la polémica. Estas dos actitudes se explican probablemente por el hecho de que el texto está poblado, por un lado, de pasajes de una gran profundidad y belleza, con la capacidad de unir a todos los lectores en una común recepción casi unánimamente afirmativa. Sin embargo, por otro lado, son también muchos los fragmentos que podríamos denominar «abiertos» en el sentido de implicar la posibilidad de múltiples interpretaciones, muchas de ellas incompatibles entre sí. Este parece ser el estilo, la característica original de este Papa: el atraer a todos por igual a través de la conmoción y el asombro por el modo siempre nuevo y profundo que tiene de abordar la realidad y, al mismo tiempo, el provocar de un modo no ingenuo una especie de desconcierto y de clima de polémica que busca trastocar la comodidad del receptor obligándolo a hacerse preguntas a las cuales él parece intencionalmente no querer dar una respuesta definitiva. Francisco no es un Papa fácil ni cómodo: si bien abre siempre horizontes de gran hermosura y armonía que ofrecen la sensación de un trasfondo gozoso de contemplación y paz,1 deja también abiertos continuamente enormes signos de pregunta que agitan las aguas, obligan a todos a pensar y propician una discusión dura en las que parece invitar a cada uno a tomar una posición propia sobre cuestiones difíciles sin más seguridad que la que pueda ofrecer la propia inteligencia y la propia conciencia. Propongo al lector realizar juntos un recorrido más o menos rápido por algunos de los temas de Laudato Si’ alrededor de los cuales se han desatado las principales polémicas de los últimos meses. Si bien la implantación fundamental del texto no es predominantemente polémica, sino más bien docente, homilética y quizás, por momentos, profética, no creo violentar su intención fundamental dando paso principalmente al análisis de sus aspectos polémicos. Por el contrario, creo que una de las formas centrales que toma el estilo magisterial de Francisco es precisamente la de una sutil –y a veces no tan sutil– invitación a la polémica.