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Título : Materia y necesidad, espíritu y libertad
Autor : Derisi, Octavio Nicolás 
Palabras clave : MATERIAESPIRITULIBERTADORDEN NATURALORDEN
Fecha de publicación : 1970
Editorial : Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras
Cita : Derisi, O. N. Materia y necesidad, espíritu y libertad [en línea]. Sapientia. 1970, 25 (95). Disponible en: https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/14265
Resumen : Resumen: I El orden necesario de la Ley eterna de Dios en los seres materiales Existen en el mundo dos órdenes, procedentes ambos de la Ley eterna de su divino Autor: un orden impuesto a las cosas carentes de razón, de acuerdo a su ser material, y un orden impuesto a los seres racionales, al hombre concretamente, de acuerdo a su ser espiritual. El primero consiste en una serie de leves que rigen de un modo necesario la actividad de estos seres. Carentes de inteligencia para develar el ser trascendente y el ser inmanente propio y, menos todavía, sus relaciones y exigencias ontológicas o deber-ser para organizar los medios en dirección a la consecución de su perfeccionamiento, no cabe en ellos otro orden que el impuesto por un ser inteligente ordenador. En efecto, todo orden supone un fin a cuya consecución o realización se dirige la actividad de un ser. El fin unifica en sí los múltiples esfuerzos de un ser para su consecución. Este fin, que como bien mueve toda la actividad -casi siempre en múltiples formas- no existe aún, y precisamente la acción múltiple de la causa eficiente que él provoca se lleva a efecto en busca de su existencia o realización. Pero un fin que antes de existir mueve realmente la causa eficiente para su realización, sólo puede hacerlo desde otro ser actualmente existente que le dé -existencia. Ahora bien, únicamente un ser inteligente es capaz de dar existencia actual a un ser posible, que aún no existe y que sólo es como objeto en la inteligencia. Por consiguiente, sólo a través de un ser inteligente es posible que un fin organice la actividad de un ser no inteligente para lograr su existencia real. De aquí que todo orden en los seres carentes de razón provenga del Ser inteligente divino o del ser inteligente creado. El primero constituye el orden natural, y el segundo el orden artificial -arte-factum fruto de la actividad artística y técnica del hombre. Dios organiza el orden natural con las leyes físicas, químicas, biológicas e instintivas o,, más brevemente, con las leyes naturales, impresas de un modo permanente en la actividad de los seres materiales. El orden admirable y grandioso del universo es el fruto de las leyes y de la no menos admirable combinación de las mismas, que gobierna tanto el mundo de los astros, inmensamente grande, como el de la molécula y del átomo y de la célula, inmensamente pequeño, es decir, el mundo del macrocosmos de los seres inorgánicos, vivientes, vegetales y animales, y el mundo del microcosmos de las células y de las moléculas, átomos y partículas.
URI : https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/14265
ISSN : 0036-4703
Disciplina: FILOSOFIA
Derechos: Acceso abierto
Aparece en las colecciones: Artículos
SAP - 1970 Vol XXV nro. 095

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