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Título : Providencia y naturaleza
Autor : Zanotti, Gabriel J. 
Palabras clave : PROVIDENCIANATURALEZATomás de Aquino, Santo, 1225?-1274COSMOGONIAMETAFISICA
Fecha de publicación : 1997
Editorial : Pontificia Universidad Católica Argentina. Facultad de Filosofía y Letras
Cita : Zanotti, G. J. Providencia y naturaleza [en línea]. Sapientia. 1997, 52 (202). Disponible en: https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12903
Resumen : Resumen: En la siguiente ponencia será nuestra intención demostrar que la noción de Providencia Divina existente en Santo Tomás implica la afirmación ontológica de un mundo físico ordenado, con esencias y por ende con naturalezas objetivamente existentes, con posibilidad de falla a su vez. Esto coloca a Santo Tomás en una posición cosmológica-metafísica intermedia entre un determinismo físico absoluto y un caos absoluto (no nos estamos refiriendo necesariamente a las teorías del caos). A su vez, da las bases para entender la no contradicción entre la Providencia Divina y la libertad humana. Para ello estableceremos los siguientes puntos: 1. La noción de Divina Providencia es una implicación necesaria a partir de la demostración de Dios Creador. El ser de Dios se demuestra a partir de la composición metafísica del ente finito. El ente finito está realmente compuesto por dos coprincipios que constituyen uno: el coprincipio potencial, participante y el coprincipio actual participado. Esto es, esencia y acto de ser. Ambos constituyen el ente participado, en términos de Santo Tomás, o el ser limitado, en otros términos. Ello constituye una participación horizontal (de la esencia al acto de ser) que da como resultado, en nuestros términos, una contingencia metafísica absoluta: el principio potencial no implica necesariamente al coprincipio actual. De allí surge la causalidad metafísica: en todo aquello donde se distingan realmente esencia y ser, el ser está causado por otro. En otros términos, lo contingente no puede ser el origen ontológico de lo contingente. Pero es así que existen entes contingentes (en el sentido de contingencia metafísica absoluta). Luego, deben estar causados por lo no-contingente, que, por consecuencia, no tiene distinción real entre esencia y ser; su esencia es su ser y es necesario absolutamente. A tal necesario absoluto lo llamamos Dios. Dios es creador en cuanto que da, en una permanencia ontológica, el ser, de la nada, al ser finito, dado que el ser finito no puede sostenerse a sí mismo en el ser, por su contingencia metafísica absoluta. A esa dependencia entitativa permanente la llamamos participación vertical, con analogía de proporcionalidad intrínseca.
URI : https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/12903
ISSN : 0036-4703
Disciplina: FILOSOFIA
Derechos: Acceso abierto
Aparece en las colecciones: SAP - 1997 Vol LII nro. 202

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