Alfonso Santiago, Discursos, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Dunken, 2019, 248 pp.

Abstract

Resumen: Desde que al comenzar la década del treinta Ortega denunciara la barbarie del especialismo, aletea una discusión a lo largo del último siglo sobre la tensión bipolar entre la generalidad o globalidad, por una parte, y la especialidad o particularidad, por la otra. Lo cierto es que cada vez sabemos más de menos cosas, porque estamos perdiendo la mirada que le da sentido a nuestra comprensión. Hoy la batalla parece ganada de una manera contundente por la segunda, con sus positividades y sus negatividades. Otras ambivalentes tensiones se han sumado en esta casi centuria que ha transcurrido desde aquel ensayo del filósofo del vitalismo, en especial, la de la tecnocracia y una de sus consecuencias que es la sobreinformación, que con todos sus beneficios está causando también notorios estragos generalmente inadvertidos o minusvalorados, sobre todo por el gran público. Algunas voces, como la de Guillermo Jaim Etcheverry, entre nosotros, denuncian muchas veces en solitario y con aires proféticos la configuración de una nueva trama y sus posibles riesgos de inhumanidad. La robotización es el último estadio de este proceso del cual hoy somos todos protagonistas más que testigos. No se trata desde luego de detener el mundo, sino de ejercer un señorío sobre las cosas. Hace muchos años, siendo un joven abogado, y durante mi primera visita a la Universidad de Navarra, fui invitado a reunirme con Álvaro D’Ors, un ilustre romanista español de ideas carlistas, quien generosamente me recibió en su propia casa durante toda una tarde, en la cual pude disfrutar de un diálogo ciertamente inolvidable.