El hombre y la tecnología

Abstract

Si tomamos una comprensión general y amplia de la noción de cultura podemos definirla como “toda producción humana que, trascendiendo, tiene por fin la propia perfección del hombre”. Todo aquello que contribuya humanamente1 al cultivo del hombre puede ser entendido como perteneciente a la cultura. Asimismo, las perfecciones, a las que la cultura puede contribuir a desarrollar en el hombre, estarán siempre dentro de las potencialidades de la naturaleza humana. Esto abarca desde las mínimas realidades y consideraciones de la naturaleza humana hasta las más excelsas y elevadas. Así pues, podemos considerar como cultura desde una “dieta saludable” que contribuya a un funcionamiento ordenado y bueno del organismo humano, hasta, por ejemplo, la obra literaria más sublime o las instituciones sociales. Dentro de este amplio espectro de elementos culturales se da desde ya una jerarquía y una graduación proporcional de perfeccionamiento, lo cual hace sospechar que los elementos de los extremos pertenecen más bien a otros órdenes. Ahora bien, dentro del espectro cultural encontramos un elemento significativamente importante a lo largo de la historia y cada vez más relevante: la tecnología. Ésta puede ser definida como toda “herramienta producida por el hombre para realizar con mayor efectividad cierta función”; de forma tal que de acuerdo a la contribución que haga a tal o cual perfeccionamiento, cada tecnología podrá tener mayor o menor relevancia cultural.