Desnudar la piel que reverdece: la tierra es trascendencia en Megafón, o la guerra, de Leopoldo Marechal

Abstract

Resumen: Las zafras de Tucumán, los algodonales del Chaco, las vendimias de Cuyo, las cosechas de Santa Fe, las ganaderías de Buenos Aires, los frutos de La Rioja, Tandil, Chubut, Corrientes, Mar del Plata, Tierra de Fuego, componen la cartografía de un país real que Megafón atesora como una promesa, en contraste con esa Buenos Aires-Babilonia, la ciudad viciada que ha recorrido desde sus infiernos e intersticios, hasta experimentar el dolor en “todos los huesos del alma”. Megafón se compromete con ese mundo caótico, ridículo y descompuesto, con sus miserias y su corrupción, para romper el cascarón de la tierra, desprender la epidermis anquilosada de la ciudad serpiente, demoler el desorden y purificar la creación. El protagonista interactúa con la “no” vida, el “no” ser y los nuevos infiernos de la Patria en los que se intercambian los gritos de los condenados por el desagüe de las tuberías y las risas estridentes de los demonios por el ruido del petróleo crudo que arde en los fogones del agua caliente. Ese mundo en desorden necesita un final para que reverdezca la creación. Megafón se inmola en una batalla apocalíptica para restablecer el equilibrio.

Abstract: the harvests of Tucumán, the cotton fields of Chaco, the vintages of Cuyo, the harvests of Santa Fe, the cattle ranches of Buenos Aires, the fruits of La Rioja, Tandil, Chubut, Corrientes, Mar del Plata, Tierra de Fuego, make up the cartography of a real country that Megafón treasures as a promise, in contrast to Buenos AiresBabylon, the tainted city that he has traveled from its hells and interstices, to experiencing pain in “all the bones of the soul”. Megafón commits himself to that chaotic, ridiculous, and decomposed world, with its miseries and corruption, in order to break the shell of the earth, detach the stagnant epidermis of the serpent city, demolish disorder and purify Creation. The protagonist interacts with the "no-life", "no-being” and the new hell of the Homeland where the screams of the damned are exchanged by the drain of the pipes and the strident laughter of the demons, as well as by the noise of the crude oil that burns in the hot water stove. The mouth of hell is still open, and that disordered world needs an end for greening up creation. “Megafón” immolates himself in an apocalyptic battle to restore balance